Estas últimas semanas me estoy poniendo al día con dos series de televisión que tenía pendientes de ver y que os recomiendo: Californication y Shark.
Shark: Sebastian Stark es un abogado que lleva toda la vida dedicándose a defender a ricachones y famosos. Tras vivir una gran decepción con un caso que lo lleva a sentirse culpable de la muerte de una mujer, decide aceptar la oferta del alcalde de Los Ángeles para trabajar en la oficina del fiscal. Allí dispondrá de un grupo de ayudantes que conocerán las artimañas que usa «el tiburón» para ganar los casos. Una mezcla de House con Perry Mason.
Californication: Hank Moody es un escritor frustrado. Después de hacerse famoso tras publicar un libro éxito de ventas su vida se derrumba. Se separa de la mujer, deja de escribir y se convierte en un «tirao» que se dedica a fumar, beber y llevarse a la cama a la primera que se encuentra. Pero, aunque hay escenas de sexo por un tubo, la serie es mucho más que eso: el personaje de Hank te engancha desde el primer momento; dice lo primero que se le pasa por la cabeza, es divertido, chulesco, gigoló… pero en el fondo es bueno, un cacho de pan que lo único que quiere es recuperar la familia feliz que tenía antes. David Duchovny lo borda.
Y lo curioso es que viendo estas dos series me he dado cuenta que la casa del famoso abogado Sebastian Stark es la misma que la del director de cine que llevó el libro de Hank Moody a las pantallas:
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¿Para que quiere un director de cine una sala de juzgado en el sótano de su casa? 😀