En los carnavales de Pontevedra, en vez de celebrar el entierro de la sardina, tenemos la tradición de quemar al Loro Ravachol. Esta es la saeta que le cantaron este año
Historia del Loro Ravachol:
Entre los establecimientos comerciales decimonónicos establecidos en Pontevedra destaca, sin duda alguna, la Botica de la Peregrina, que desde diciembre de 1880 regentaba Don Perfecto Feijoó y que, por su carisma, se convirtió en el centro social de la vida pontevedresa. Muchos fueron los escritores que comentaron la relevancia de la botica y la personalidad de su ilustre regidor: Emilia Pardo Bazán, Miguel de Unamuno, Eugenio López Aydillo, Prudencio Landín Tobío …
Interminable sería la lista de personalidades que, más o menos asiduamente, concurrieron a la tertulia de la Botica de la Peregrina, atraídas por la amenidad del anfitrión. Por ella desfilaron personas vinculadas a las letras, como José Zorrilla, Ramón Cabanillas, Pérez Galdós, Pereda, Murguía, Emilia Pardo Bazán, Filomena Dato o Sofía Casanova; a la política, como Montero Ríos, Portela Valladares, gonzález Besada, Vincenti o los Sagasta; a la música, como Sarasate, Albéniz, Granados o los pontevedreses Carlos Sobrino y Manuel Quiroga; a las artes, como Pradilla, Meifrén, Urrabieta Vierge, Federico Alcoverro, los Campo o Asorey…, toreros y gentes de la más diversa condición que llegaban a Pontevedra desde cualquier punto y por cualquier motivo.
Pero no se puede hablar de la Botica de la Peregina y pasar por alto al otro personaje que atrajo a ella a numerosas personas, el loro «Ravachol«.
Llegado a manos del farmacéutico procedente de un cuartel, fue bautizado tomando como referencia al famoso anarquista francés FrancÇois Ravachol de la revuelta de 1892. Pronto se hizo popular el loro por su facilidad para pronunciar frases oídas en la farmacia:
«Si collo a vara», «Un patacón de manesia», «Aquí non se fía», «Vaite de aquí larpeiro» dirigiéndose a Montero Ríos, «Demo de barbas» a Castelar, o «Don Perfecto, xente na tenda».
La muerte le sobrevino repentinamente el lunes de Carnaval de 1913, causando honda impresión en toda la Capital, que le tributó un fervoroso duelo y asistió en masa a sus exequias, recibiendo Don Perfecto muchos testimonios de pesar.
Desde hace varios años se retomó la tradición, durante los Carnavales, de hacer las honras fúnebres de este famoso loro, el último viernes de la semana de las fiestas, «O enterro do Ravachol«.
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